Economía

Impacto del proteccionismo estadounidense en Latinoamérica

Las consecuencias directas de las escaladas arancelarias impuestas por órdenes ejecutivas del presidente estadounidense desde su toma de posesión en enero de 2025 comienzan a hacerse evidentes. La OCDE, el organismo que agrupa a las economías de altos ingresos, ha manifestado su preocupación por la orientación proteccionista de la nueva Administración de EE.UU., cuyas medidas podrían desacelerar la economía global hasta un 3,1% este año y un 3% en 2026. Pero los efectos no se limitarán al territorio estadounidense: Latinoamérica también se verá impactada en su comercio, inversión y estabilidad financiera.

Los expertos de la OCDE advierten que el incremento de los costos comerciales afectará no solo a las empresas estadounidenses, sino también a las latinoamericanas que dependen de la exportación de materias primas e insumos industriales hacia Estados Unidos. En particular, sectores como la manufactura, la industria automotriz y la agroexportación enfrentarán barreras adicionales que elevarán sus costos y reducirán su competitividad. Esto, a su vez, impactará la inflación y la capacidad de consumo de los hogares en la región, sumando presiones sobre las economías que aún intentan consolidar su recuperación tras la crisis sanitaria y la volatilidad financiera de los últimos años.

El endurecimiento de las políticas comerciales de Washington podría arrastrar a Latinoamérica a una fase de menor crecimiento. Países con fuertes vínculos comerciales con EE.UU., como México, Brasil y Colombia, se verían especialmente afectados por la imposición de aranceles a sectores estratégicos. México, por ejemplo, ya enfrenta la amenaza de aranceles adicionales sobre su industria automotriz y de manufactura, lo que podría disuadir nuevas inversiones y afectar su balanza comercial. Brasil y Argentina, principales exportadores de commodities agrícolas y minerales, podrían experimentar una reducción de demanda que impactaría sus ingresos fiscales y el tipo de cambio.

Las represalias comerciales de China y otros socios estratégicos también suponen un desafío para Latinoamérica. Si el comercio entre EE.UU. y China se vuelve más restrictivo, la región podría verse obligada a redefinir sus alianzas económicas y diversificar sus mercados de exportación. Sin embargo, este proceso no es inmediato ni exento de riesgos, pues dependerá de la capacidad de los países latinoamericanos para fortalecer su infraestructura comercial y mejorar su competitividad global.

Además, el impacto sobre las tasas de interés será otro factor determinante. Con la inflación en aumento por los costos adicionales de importación, los bancos centrales de las principales economías deberán evaluar medidas para evitar una devaluación excesiva de sus monedas y contener el encarecimiento del crédito. Esto podría generar presiones adicionales sobre el crecimiento económico, en especial en países con altos niveles de deuda externa.

El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, enfatizó que la incertidumbre comercial y el proteccionismo podrían frenar la inversión y el crecimiento en mercados emergentes, lo que haría aún más difícil alcanzar niveles sostenidos de desarrollo. Según la OCDE, la clave para mitigar estos efectos es reforzar los acuerdos comerciales regionales, mejorar la integración productiva y reducir la dependencia de mercados volátiles.

Latinoamérica enfrenta, entonces, un escenario desafiante ante las políticas proteccionistas de EE.UU. La necesidad de diversificar socios comerciales, fortalecer la estabilidad macroeconómica y promover inversiones estratégicas será crucial para minimizar los efectos negativos y asegurar un crecimiento sostenible en los próximos años.