La motivación laboral
Según un estudio de la Universidad de Warwick, que analizó la felicidad y la productividad, señala que un trabajador feliz es un 12% más productivo. Otro estudio de Harvard demuestra que un empleado descontento puede perjudicar la dinámica de los equipos.
Según los psicólogos Edward L. Deci y Richard M. Ryan, existen dos tipologías de motivación laboral:
#1 Motivación intrínseca: es aquella que proviene del propio trabajador y que no viene determinado por ningún factor externo. Un ejemplo puede ser la propia satisfacción personal.
#2 Motivación extrínseca: esta se incrementa gracias a elementos externos que impulsan al trabajador a cumplir sus labores con mas ganas. Ejemplos de este tipo de motivación laboral pueden ser un aumento del sueldo o reconocimiento en la empresa.
Conociendo la importancia de contar con un trabajador motivado surge la pregunta obvia: ¿Cómo se hace feliz a un trabajador? Lo más fácil es pensar que todo se soluciona con dinero. Y en cierta manera es cierto, el dinero es importante, y está claro que un trabajador bien remunerado estará más satisfecho que uno que cobra el salario mínimo. Ahora bien, como en la vida, en los negocios el dinero no lo es todo. Existen otras muchas acciones más allá de la nómina de fin de mes que permiten elevar la motivación del trabajador, estas son 6 formas sencillas de llevarlo a cabo:
- Dar autonomía al trabajador. Los trabajadores tienen un deseo irrefrenable de ser su propio jefe. Por tanto, la gestión de Recursos Humanos basada en tratar a los trabajadores como a niños o robots, a los que se les ordena en todo momento lo que tienen que hacer, y cómo tienen que desempeñar su labor, está condenada al fracaso. No hay peor enemigo para la motivación que considerarse un simple peón de ajedrez.
- Proponer retos. Al hilo de la autonomía, el trabajador es feliz cuando se encuentra con un problema y es capaz de resolverlo por sí mismo. Ese simple hecho otorga un plus de motivación que ningún empresario debería dejar pasar.
- La plantilla debe tener un propósito. Quizá el mayor factor motivador de los trabajadores es el de cultivar un propósito común. Es decir, lograr que la plantilla se sienta parte importante de los retos de la empresa. Si el trabajador ve que su contribución es utilizada por la compañía, eso le reconfortará.
- Escuche las ideas y responda a ellas. No se le ocurra ignorar las ideas que les mandan sus trabajadores por correo electrónico, o le comunican en una charla de pasillo. Tome nota de todo y conteste. Fomente el debate. Da igual si la idea le parece buena o mala, lo que su plantilla quiere es que, por lo menos, el jefe escuche y rebata sus aportaciones. Jamás deje en el olvido una idea, ya sea buena o mala.
- Recompensar las buenas ideas. Si le llega una aportación que ha sido beneficiosa para el negocio, el empresario debe llevar a cabo un esfuerzo para recompensar al trabajador, o trabajadores, implicados en la solución. Tampoco tiene que ser un bono espectacular, puede ser un detalle. Y seguro conseguirá elevar la motivación del equipo.
- Ignore los fracasos. Si alguna idea aportada por un trabajador termina no obteniendo los resultados esperados, lo último que debe hacer es recriminarle. Aprendan de los error, y siga fomentando la participación de los trabajadores. Recuerde que no todas las ideas son éxitos rotundos pero si ayudan a asfaltar el camino al éxito.