Claves para conseguir un negocio único
Hay dos tipos de comercios o negocios: los que se encuentra la gente cuando camina por la calle y aquellos a los que acude directamente en busca de un producto, de un servicio o de un trato que no encuentra en otro lugar. Los primeros podrán sobrevivir si están situados en una zona concurrida de la ciudad y lo tendrán más difícil si su ubicación no es tan privilegiada. Pero los segundos saldrán exitosos en cualquier situación porque siempre contarán con clientes fijos que encuentran en ellos un comercio único. Pero, ¿cómo convertir un negocio común en único? Veamos algunas pautas:
Productos y servicios diferentes. Para convertirse en único, el primer paso que debe dar un negocio es diferenciarse de la competencia, aportando mayor valor añadido. Esto puede conseguirse, por ejemplo, comercializando productos y servicios poco habituales, novedosos o importados de otros países. No es necesario que toda la oferta del establecimiento sea exótica, sino que puede convivir tranquilamente con otras mercancías más tradicionales.
Introducir pequeñas novedades. El comprador habitual está acostumbrado a ver, prácticamente, lo mismo en casi todos los establecimientos comerciales. Por eso, se sorprenderá positivamente cuando encuentre alguna diferencia, por nimia que ésta sea. Los pequeños detalles pueden convertirse en catalizadores decisivos de una compra: un formato diferente, un envase más atractivo, un diseño renovado o una presentación poco común. No estaría mal que el propietario de la tienda dedicara diez minutos al día a pensar una nueva novedad para sorprender a sus clientes.
Rotación de productos. Las novedades sorprenden en un primer momento, pero el ojo y el cerebro humano terminan acostumbrándose a todo rápidamente. Por eso, es importante acelerar la rotación de la oferta incorporando continuamente nuevos productos y servicios que despierten la curiosidad de los consumidores y que atraigan a otros nuevos.
Personalizar el servicio. Para que un comercio sea único, la relación con el cliente debe ser especial. El vendedor no debe limitarse a vender, sino que ha de atender de forma específica y proactiva a todas las personas que entren por la puerta, sondearles acerca de sus necesidades y opiniones, y hacerles propuestas que puedan satisfacerles adecuadamente, en ese momento o en la próxima ocasión que acudan a comprar.
Contar con prescriptores. Los prescriptores se pueden convertir en grandes aliados de cualquier industria, negocio o comercio. Son aquellos profesionales, expertos en una materia, que aconsejan la mejor solución para una necesidad determinada. Lógicamente, los clientes ven al propietario del comercio como parte interesada en vender un producto, pero si es un prescriptor el que les indica las bondades de ese producto, serán más proclives a comprarlo.
Convertirse en experto. Muchas farmacias, despachos de abogados o consultorios médicos son populares, y se han hecho famosos, gracias a los conocimientos y al prestigio alcanzado en una materia determinada por la persona que los ha fundado. Pues bien, algunos establecimientos comerciales de otros sectores y ámbitos también pueden llegar a conquistar su fama como consecuencia del reconocimiento conseguido por los emprendedores que los han creado. Para iniciar este camino, nada mejor que dedicar horas a estudiar el sector en el que uno se desenvuelva y relacionarse con expertos en la materia.
Crear canales de comunicación. La digitalización y la era internet ofrecen múltiples y económicas posibilidades de comunicación, que se convierten en herramientas básicas para promocionar los comercios especiales y únicos. Hay que aprovecharlas todas. Son básicas las newsletters, los blogs y las comunicaciones personalizadas por email o whatssaps, a través de las que se podrán comunicar las novedades, los comentarios y las recomendaciones de los prescriptores que se consideren más adecuadas en cada momento.
Fuente original: www.asesoresdepymes.com