Gestión empresarial

La profesionalización de la empresa familiar

La falta de un protocolo familiar donde se definiera con meridiana exactitud los pasos que se debían dar para afrontar el relevo en la compañía fue la causa que llevó a empresas familiares a manos de fondos de inversión o de otras sociedades industriales. 

Por fortuna, estos últimos 20 años han supuesto un antes y un después en la manera en la que las empresas familiares se gestionan. Lejos de dejarlo todo en el aire, como se hacía antes, ahora estos negocios han dado un salto de gigante en el ámbito de la profesionalización de la gestión.

Otro cambio positivo que habla muy bien de las mejoras de las firmas familiares es la preocupación de los fundadores por lograr que sus hijos se formen y adquieran así la experiencia y los conocimientos necesarios para liderar la compañía en el futuro. Esto ha hecho que los herederos sean ya ejecutivos perfectamente preparados y no el hijo del dueño que no sabía nada del negocio, que es lo que ocurría no hace tantos años atrás.

Y, por último, las firmas de este sector también se han preocupado por incorporar directivos externos a la familia a los que entregan el poder ejecutivo. 

Una tendencia que este sector ha mantenido en los últimos años. Un buen ejemplo de ello es Grifols, que nombró como presidente ejecutivo a Steven Mayer, que liderará a partir de ahora las operaciones que hasta el momento llevaba la familia fundadora.

Cuando los años van pasando y se alcanza el momento de dar paso a los nietos o bisnietos de los fundadores de la empresa, el capital de la empresa está repartido en demasiadas manos, lo que dificulta aún más cualquier proceso de cambio generacional. Por ello, es aún más necesario que las compañías cuenten tanto con los protocolos, como con ejecutivos familiares, y no familiares, capacitados para hacerse cargo de las riendas del negocio. 

Por desgracia en el ámbito de las pymes, el relevo generacional sigue siendo un deficiente y obliga a echar el cierre de muchos negocios rentables.