La mejor manera de innovar
Se dice que las empresas deberían dedicar un 90% de su tiempo a producir y el 10% restante en innovar. Pero no se alarme, innovación no siempre es sinónimo de grandes inversiones de dinero, a veces cambiar pequeños aspectos de la organización o, incluso, reducir costes y gastos, es la mejor manera de innovar. Veamos algunos cambios que pueden llevarse a cabo de forma sencilla.
Desarrollar fórmulas para conectar mejor con el cliente. Si creemos que nuestro cliente es tan fiel que nunca nos abandonará, estaremos completamente equivocados. Como si fuera un verdadero matrimonio, es conveniente alimentar continuamente la relación para que la llama perdure, desarrollando fórmulas de fidelización, como regalos y promociones.
Producción más eficiente. Son muchos los medios y recursos que una empresa usa para producir, pero no siempre los utiliza adecuadamente. De vez en cuando es conveniente pararse a pensar y plantear alternativas para que la producción se realice de forma más eficiente. A veces es tan sencillo como adecuar mejor el stock a los tiempos de fabricación y al ritmo de los pedidos; o llevar a cabo una inversión en una nueva máquina que mejore el funcionamiento de la cadena.
Rotación interna de labores. Hay trabajadores que llevan varios años haciendo el mismo trabajo y que, probablemente, hayan perdido grandes dosis de ilusión en su labor diaria e, incluso, en su rendimiento. Por eso, cambiar de vez en cuando de tarea puede ser muy beneficioso para la empresa y para el propio trabajador. Además, estos cambios permitirán descubrir nuevos potenciales que hasta el momento habían pasado desapercibidos.
Productos más atractivos. Aunque un producto funcione durante cierto tiempo, puede llegar un momento en que termine cansando a los consumidores. Por eso, es conveniente efectuar cambios, de vez en cuando, aunque sean pequeños. Por ejemplo, en los envases, en los precios, en las etiquetas, en las ofertas…
Racionalizar la tecnología. Incorporar tecnología en una empresa a día de hoy es una cuestión imprescindible, pero no debe realizarse de cualquier manera ni a cualquier precio. No sería la primera vez que una compañía implanta un desarrollo complejo, en el que se gasta un dineral, pero que no consigue satisfacer las expectativas. Además, hay que tener en cuenta que la tecnología avanza rápidamente, por lo que no conviene pensar que lo que compremos hoy nos va a durar toda la vida.
Acercar la gestión. Crear fórmulas y estrategias que acerquen los directivos a los trabajadores, para que éstos se sientan más partícipes de la gestión, así como establecer una mayor cercanía y contacto son factores claves que redundarán en una mayor productividad.
Aprovechar las redes sociales. Es necesario detenerse un momento y ponerse a pensar qué podemos obtener de las redes sociales y cómo debemos utilizarlas. En ellas, nos jugamos desde el prestigio de la marca hasta las decisiones de compra de gran número de clientes. No hay que dejar esta responsabilidad exclusivamente en manos del Community Manager, sino intentar que la tarea sea compartida entre todos los trabajadores de la empresa, por ejemplo, a través de incentivos y promociones.
Fuente original: www.asesoresdepymes.com