La trampa del Costo Hundido
La trampa del Costo Hundido en el marco empresarial significa la resistencia de los empresarios a reconocer el fracaso en una inversión. Y, en lugar de enfocarse en qué otros proyectos que pueden ayudar al negocio, se empeñan en intentar solucionar algo que lo único que hace es consumir recursos sin sentido.
Quienes han estudiado este tipo de comportamiento humano opininan que: “Si una actividad no produce un aumento de beneficios netos positivos, entonces se debe cambiar el curso de la acción.“
Lo que los estudiosos llaman “disonancia cognitiva” se produce, entre otras cosas, porque los individuos ponen más atención en los datos que les llevaron a tomar la primera decisión (la que ahora les está haciendo perder dinero) que en los que demuestran que el resultado de aquella no es rentable. Este tipo de actitud también se da en muchos inversores bursátiles que a pesar de ver como sus acciones caen en picado, deciden esperar e incluso comprar más con la esperanza de ganar en el momento que llegue la subida. El problema es que en demasiados casos ese cambio positivo, nunca llega.
Para evitar caer en la trampa del costo hundido, lo mejor es la colaboración y el trabajo en grupo, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
1.- Planificar todos los escenarios.
Suele ocurrir que cuando una empresa pone en marcha un nuevo proyecto el líder del mismo contagia tal entusiasmo al resto de trabajadores que no cabe lugar para la crítica, ni siquiera para las dudas.
Economistas y psicólogos recomienda al líder de cualquier proyecto que antes de exponerlo a sus colaboradores, analisen todos los posibles escenarios incluyendo los malos. De esta manera, se comunica al grupo de trabajo todos los posibles caminos que el proyecto pueda tomar y así estar preparados para cambiar la dirección si algo va mal o en el peor de los casos abandonar el proyecto y evitar perdidas mayores.
Esto favorece que los equipos puedan valorar la toma de decisiones con mayor libertad y entre todos ver cuál de los escenarios es más probable si el optimista o el pesimista. Así se pueden evitar inversiones fallidas con más facilidad.
2.- Tensión constructiva
Se entiende por tensión constructiva el diseño de estructuras empresariales que impidan que una sola persona pueda tomar decisiones de inversión cuya dimensión pueda poner en peligro la compañía en caso de salir mal. Esto se puede implementar duplicando las estructuras de mando, o también incluyendo consejeros independientes imparciales que se encarguen de evaluar los proyectos antes de implementarlos. Estos últimos suelen estar dispuestos a ser más francos con las opiniones que los trabajadores de dentro de la empresa.
3. Renfocar la estrategia de toma de decisiones
En muchos casos se cae en la trampa del costo hundido porque la toma de decisiones de la empresa está enfocada en el cuadro de Excel que indica costes y beneficios. Se deja de lado otro concepto económico nada despreciable: el coste de oportunidad. ¿Qué pierde la compañía por obcecarse en mantener una inversión errónea que se ha transformado en ruinosa?
Incentivar estos estudios alejados de los números fríos, olvidándose de alguna manera de todo ese dinero perdido en el camino, puede encauzar a la empresa de nuevo al sendero del beneficio.