Economía

Cómo afecta a una pyme la inflación

El Índice de Precios al Consumidor de Lima Metropolitana aumentó 0,58%, con una variación acumulada en lo que va del año de 5,23% y una variación anualizada (noviembre 2020-octubre 2021) de 5,83%, de acuerdo con lo detallado en el informe técnico Variación de los Indicadores de Precios de la Economía. Ante esta situación, ¿Cómo afecta a una pyme la inflación?

Aunque es cierto que para una gran empresa multinacional el desbordamiento de la inflación puede traer consigo pérdidas millonarias, en el caso de una pyme las consecuencias pueden ser nefastas desde el punto de vista de la tesorería, con el riesgo de que no se pueda emprender una eficiente gestión del circulante al incrementarse el coste de las materias primas y, en general, de la producción.

En líneas generales, puede hablarse de que la inflación afecta a las pymes en:

  • Sus ventas. Con el paso del tiempo, la inflación termina afectando negativamente al consumo, ya que los compradores ven limitado su poder adquisitivo al encarecerse los precios. Al final, se produce un efecto psicológico por el que se privilegia la adquisición de bienes de primera necesidad posponiendo otras decisiones de compra para más adelante.
  • Su cuenta de pérdidas y ganancias, o, lo que es lo mismo, aunque se mantenga la facturación gracias al incremento del precio retail, en realidad, se están vendiendo menos unidades de producto, lo que significa un menor margen de rentabilidad. Al no cumplirse con los objetivos financieros marcados, se dificulta el poder realizar inversiones en I+D o en llevar a cabo acciones de recompensa y de estímulo sobre el capital humano.
  • La relación con los proveedores. Un encarecimiento general de precios reduce los pedidos a los proveedores y estos, a su vez, ven resentidas sus cuentas, por lo que es probable que tengan que revisar su portfolio de precios al alza. En los casos más extremos, depender de un único proveedor puede afectar seriamente a la producción de una pyme, por lo que es recomendable contar siempre con un plan B e, incluso, con un plan C, para evitar sorpresas desagradables a la hora de poder recibir materia prima de manera estable y a precios razonables.
  • Más incertidumbre en la toma de decisiones por parte de la empresa. La inversión en nueva maquinaria, la reforma de las oficinas o la entrada en un mercado internacional son susceptibles de posponerse si la coyuntura es menos proclive de lo habitual. No llevar a cabo este tipo de iniciativas condiciona sobremanera el rendimiento de una organización de cara al medio y al largo plazo.

¿Es posible para una pyme estar preparada?

Sí y no. Es decir, un panorama de inflación y crecimientos más bajos de lo esperado afecta a todo el tejido empresarial, y si una gran multinacional ve cómo sus planes estratégicos se resienten, es inevitable que, en mayor o menor medida, también le ocurra a una pyme. Sin embargo, sí que es posible trabajar con antelación en intentar minimizar los posibles efectos negativos de esta situación, a través de la elaboración de planes de emergencia en base a distintos supuestos.

Por ejemplo, y centrándose en esta problemática en concreto, una buena alternativa es diseñar contablemente una estructura de control de costes más efectiva, procurando que el coste real de la inflación se transmita lo menos posible al precio final de los bienes y de los servicios. De lograrlo se podrá, por un lado, mantener la demanda y, por el otro, incluso ganar cuota de mercado, al conseguir afrontar con éxito una situación que está afectando a todo el mercado. O, lo que es lo mismo, se estaría en condiciones de convertir una mala noticia en una ventaja competitiva.

Fuente original: www.asesoresdepymes.com