La oportunidad de crecimiento que ofrece la economía creativa
La pandemia no ha sido positiva para casi nadie dentro del tejido empresarial. Pero dentro de ese limitadísimo número de firmas que han resultado beneficiadas de las limitaciones de movilidad y del impulso al teletrabajo están las plataformas de vídeo bajo demanda, o streaming, como Netflix, por ejemplo.
Sin duda, el mayor tiempo que las personas han pasado en sus casas ha supuesto un impulso para este tipo de empresas. Pero, ¿qué es la llamada economía creativa? El profesor británico John Howkins fue el primero en acuñar una definición al respecto en el 2001, que decía: la economía creativa es el sector económico que involucra la generación de ideas y conocimiento a la hora de generar riqueza. El académico engloba dentro de ese ámbito a la industria cultural (arte, entretenimiento, diseño, arquitectura, publicidad, gastronomía, etc.) y la industria del conocimiento (educación, investigación y desarrollo, tecnología, informática, telecomunicaciones, etc.).
Ahora bien, ¿a qué viene ahora sacar a colación un ámbito empresarial que es conocido y que, en algunos casos, cuenta con una larga experiencia empresarial? Pues simple y llanamente porque no existe un momento mejor que el actual para que la economía creativa logre un considerable impulso que debe tenerse en cuenta por cualquier emprendedor o empresario.
Al menos así lo cree la ONU que ya en diciembre de 2019 declaró este 2021 como el “Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible”. Lejos de lo que se pueda pensar ante los problemas que, por ejemplo, está pasando el teatro o el cine, el coronavirus puede considerarse como el caldo de cultivo perfecto para potenciar este sector. Y es que solo a base de creatividad, ideas innovadoras, propiedad intelectual e industria moderna se podrá superar la crisis que la pandemia nos ha dejado.
Un ejemplo que también sirve para explicar la cercanía geográfica de las firmas innovadoras y las creativas está en California, con Silicon Valley y Hollywood, demostrando que la tecnología y la modernización económica también requieren de la industria del conocimiento.
Todo lo visto hasta ahora nos lleva a una conclusión muy clara: Perú como país y la totalidad de su tejido empresarial, incluyendo a las pymes y los autónomos, están ante una oportunidad única para subirse a un carro ganador. De momento, ya nos sumamos a la ola de la modernización y la transformación digital. También empezamos a dar la importancia necesaria a la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. Por ello, conviene no dejar escapar la oportunidad de crecimiento más clara que existirá en la era post-pandemia, y que pasa porque las ideas de negocio tengan en cuenta a la industria creativa.
Dejar pasar ese tren ganador será muy negativo para nuestras empresas, ya que perderán competitividad frente a otros rivales. Salta a la vista que no es lo mismo que los productos o servicios que nos rodean (paneles solares, coches, ordenadores, etc.) sean chinos, estadounidenses o alemanes, a que sean peruanos. Tampoco es lo mismo que las patentes de dichos productos, que es donde están realmente los beneficios y no tanto en su fabricación, sean propiedad de firmas ubicadas a miles de kilómetros de distancia a que pertenezcan a una compañía radicada en nuestro territorio. Es obvio que la riqueza y el empleo que podría generar ese negocio rentable con sus patentes y su creatividad serán mayores que el otorgado por la multinacional china o americana de turno.
Urge, por tanto, que al igual que se está dando el salto digital, nuestras empresas afronten también un salto creativo ya que solo así se situarán en una posición envidiable para aprovechar la recuperación económica que, sin duda, llegará cuando se alcance la inmunidad de rebaño por las vacunas.
Fuente original: www.asesoresdepymes.com