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La obsolescencia tecnológica como oportunidad de negocio

Todos hemos oído hablar en algún momento de la obsolescencia programada, es decir, de la planificación por parte de un fabricante del final de la vida útil de un producto durante su fase de diseño, de modo que, en un momento dado, este se torne no funcional o inservible. A pesar de los mitos y leyendas urbanas que puedan existir en relación a este concepto, analizado desde la óptica empresarial, la obsolescencia se refiere a la caída en desuso de equipos y tecnologías, debido a que el desempeño de sus funciones resulta insuficiente con respecto a otros nuevos que ya están operativos en el mercado. Esto obliga a las organizaciones a, de manera periódica, evaluar, planificar e invertir en maquinaria, con el objetivo de incrementar su productividad o, incluso, según cada caso, para obtener una ventaja competitiva en su segmento.

Modelos diferenciados

La digitalización abre una puerta a las empresas, con independencia de su tamaño, para mejorar la eficiencia de la tecnología en sus procesos internos o en su relación con los proveedores y otros stakeholders. A través de ella, no solo se puede modificar la manera en que se fabrican los productos (para hacerlo, por ejemplo, de modo más barato o con mayores atributos y calidad), sino que puede tener influencia en las competencias de la organización en cuanto a tecnologías de la información, en la relación y complementariedad de los diferentes departamentos o en los modelos de negocio que se implementen. Todo ello confiere a la estrategia de innovación en obsolescencia tecnológica una importancia crítica dentro de los planes a futuro de cualquier compañía, que puede servir, incluso, para mejorar su posicionamiento a la hora de próximas innovaciones que se introduzcan en el mercado.

Por norma general, existen cuatro tipos de obsolescencia desde el punto de vista corporativo:

  • Obsolescencia planificada, que tiene que ver con realizar un cambio tecnológico de modo consciente gracias a la evaluación de lo que sería el tiempo normal para que el producto se deteriore.
  • Obsolescencia percibida, en donde un nuevo producto cambia solo el diseño, pero la tecnología que se utiliza para su fabricación es, en esencia, la misma.
  • Obsolescencia de especulación, muy relacionada con la estrategia comercial de una entidad, ya que se comercializan productos de baja calidad pero a un coste menor, de modo que se pueda ganar cuota de mercado de cara a ofrecer más adelante un producto tecnológicamente mejorado.
  • Obsolescencia programada, que es quizá la más conocida, y que significa preparar en un producto la obsolescencia de forma premeditada para forzar la compra en el futuro de uno nuevo.

Una paradoja convertida en opción de negocio

En un mundo en permanente cambio y en donde la innovación se ha convertido en una herramienta para garantizar la supervivencia de las entidades, se da la paradoja de que, si bien se cuenta con la capacidad para fabricar productos resistentes y duraderos con una extensa vida útil, la necesidad de todos los agentes sociales y económicos de adaptarse y sobrevivir impulsa a invertir continuamente en, por un lado, bienes más eficientes y productivos y, por el otro, en máquinas que garanticen una mayor productividad y una alineación constante con las nuevas tecnologías.

En todo este ciclo, según se afirma en el informe ‘La obsolescencia tecnológica convertida en oportunidad’, elaborado por APD y CSI Renting, se generan una cantidad ingente de residuos, con la problemática medioambiental que eso supone, así como mercados sucesivos de segunda mano que son cada vez mayores y más relevantes. Además, tal y como añade este estudio, en momentos de crisis, bastantes compañías carecen de la liquidez suficiente como para invertir en nuevas tecnologías para sus equipos, por lo que no pueden hacer otra cosa que alargar su vida útil.

En cualquier caso, las oportunidades crecen en este nuevo mercado, en áreas como:

  • El E-Waste. Cada año se generan alrededor de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos en el mundo, por lo que la gestión de ordenadores, teléfonos móviles o servidores obsoletos crea por si sola una opción para que muchas compañías innoven en desarrollos para lograr saber qué hacer con ellos o, simplemente, para poder eliminarlos sin que tengan un impacto negativo en el medioambiente.
  • La eliminación de datos y otros contenidos sensibles en los dispositivos que se desechan y en los que siempre queda almacenada información residual que, desde el punto de vista de las empresas, es muy relevante en términos de seguridad. En este sentido, conseguir una trazabilidad fiel de los datos y favorecer su desaparición en, por ejemplo, teléfonos antiguos, es imprescindible para muchas empresas, que están encantadas de poder contratar a especialistas expertos en borrar toda huella digital sensible de estos aparatos.
  • Optimizar la gestión de vida útil de los activos. El renting se ha convertido en una de las soluciones más eficientes para que las empresas puedan acometer de manera regular el cambio de sus equipos para adaptarse a la evolución tecnológica. Realizar una planificación realista sobre la inversión que suponen estos procesos y las repercusiones estructurales para una organización de llevarlos a cabo es otro campo lleno de oportunidades para las empresas que logren prestar ese servicio de modo eficaz.

Fuente original: www.asesoresdepymes.com