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La baja efectividad del logo no profesional

Su logo, su primera impresión

No hay empresa sin logo. Después de la idea, los objetivos y algunos puntos de la estrategia, el diseño de un logo está entre las primeras tareas que aborda cualquier empresario a la hora de realizar su plan de negocio. Staples, la empresa de suministros de oficina más grande de Estados Unidos, asegura que apenas se necesitan 90 segundos para que un cliente se cree una opinión sobre un negocio o una empresa: el tiempo que tarda en analizar su logotipo.

 

La baja efectividad del logo “no profesional”

Pero que esta tarea sea prioritaria no siempre significa que se le dé la importancia y el tratamiento adecuado.  Delegar esa tarea en colegas aficionados a la creatividad, hacerla entre los propios emprendedores o confiarla a algún método barato y rápido que se anuncia por Internet sin duda culmina con algún tipo de icono denominado logo que puede servir para imprimir las primeras tarjetas de visitas.

Lo que no está tan claro es que ese icono tenga la efectividad suficiente. Es probable que el resultado de ese proceso ofrezca una figura basada en modelos estándar que aplican a muchas empresas, en el mejor de los casos basada en los gustos personales del fundador de la compañía que fue quien lo encargó. Y muy probablemente carente de un análisis previo básico: ¿Qué se quiere comunicar?

 

Lecciones básicas del logo:

Por ello, no conviene escatimar en esta inversión, ya que será la tarjeta de presentación del negocio por muchos años y apostar por el consejo y la ayuda de los profesionales del branding. Sin duda, así lo hicieron referentes como CocaCola, Nike, Apple, Adidas y tanta otras grandes compañías cuyas grafías son mundialmente conocidas y transmiten mucho más que el nombre de la empresa.  De sus experiencias se pueden sacar algunas lecciones básicas, como:

  • Lo simple es un valor seguro

Si hay un proceso para aplicar eso de Menos es Más, ese es, sin duda, la creación de un logo. En el ranking de los mejores logos del mundo reina la simplicidad, desde la manzana de Apple hasta el pajarito de Twitter. Las formas simples son más fáciles de retener por la mente humana y, por lo tanto, más fáciles de asociar a una marca que es lo que se quiere conseguir cuando se diseña un logo.

  • Pensar en el cliente, no en el jefe

Aunque suene difícil para muchos, el resultado del diseño de un logo tiene que responder a lo que quiere transmitir a los clientes a quienes va dirigido.

Los colores tienen una psicología. El verde transmite seriedad frente a la positividad del amarillo o a calma del azul.  El Blanco es, además de la famosa pureza, ingenuidad, sencillez. El negro prestigio, por ejemplo. Estudiar estas connotaciones para adecuarlas a lo que se quiere que piensen los futuros clientes es clave.

Lo mismo ocurre con las grafías. Elegir un comic sans para transmitir un mensaje serio, no parece muy acertado, por ejemplo. Otra cosa es que el logo se dirija a un público infantil. Aunque no está demás saber que ese es, tal vez, el tipo de letra más odiado por los diseñadores.

  • Huir de las modas

Elaborar un logo es un proceso complicado y costoso. No es algo que esté sujeto a cambios constantes, por ello su diseño tiene estar enfocado al largo plazo. Que pasen los años y eso no afecte al diseño ni deje a anticuada la imagen de la compañía.

Para ello, hay que evitar ligarlo a las tendencias de diseño, colores, grafías de moda en el momento de abordar su diseño.  Lo que puede ser perfecto para una publicidad puntual, puede quedar desfasado con el plazo de unos pocos años.

  • ¿Colores corporativos? Sí, pero…

En algunos casos, no muchos, los logotipos multicolor pueden quedar bien, como le ocurre a Google, pero lo normal es que no sea así. Además, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones, como les ocurre a los partidos políticos o a los bancos, el color dominante de sus logos es parte intrínseca de su identidad.

Cuando la propuesta de logo es multicolor es conveniente hacerlo pasar por la prueba del blanco y negro. Es decir, imprimirlo solo en esos dos colores.  Las políticas de ahorro de coste en las empresas han impuesto que, de manera generalizada, los documentos se impriman en blanco y negro por lo que mejor es apostar por diseño y color dominante.

Un ejemplo de esta apuesta ha sido Apple, su manzana multicolor original se ha transformado en la actual sombra casi transparente.

Y recuerde, si nunca encargaría a un aficionado organizar sus finanzas, tampoco lo haga con el elemento más visible de su imagen de marca. El coste puede ser muy alto.

 

Fuente original: www.asesoresdepymes.com

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