Los mejores compañeros del producto
El mercado es cada vez más sofisticado y disponer de un buen producto ya no es suficiente. Éste debe contar con algunos otros compañeros de viaje, que atraigan la atención de las personas potencialmente interesadas en comprarlo y que faciliten la conversión final de éstos en clientes. Pero ¿cuáles son los acompañantes más atractivos que debe tener un producto? Pueden ser muchos, pero no hay duda de que entre los principales se encuentran el envase, la publicidad añadida, el diseño, el precio y el posicionamiento.
-Envase. El producto es fundamental, pero el envase en el que se presenta y comercializa también. Su importancia tanto para las marcas como para el consumidor ha sido creciente en los últimos años. No hay más que observar la evolución de las botellas de las más conocidas compañías de maquillaje o de determinados frascos de perfume. Y, por ejemplo, utilizar un envase de plástico o cristal para vender determinadas prendas de vestir en vez de una caja de cartón puede aumentar su atractivo. En sectores como la alimentación el recipiente elegido puede contribuir a potenciar una imagen más natural o ecológica. Por otra parte, el hecho de que el envoltorio en el que se presenta un producto pueda tener una utilidad posterior se convierte en un elemento interesante para el cliente.
-Publicidad añadida. El envase contiene el producto, pero también puede servirnos para insertar en él otros elementos publicitarios que lo promocionen o que informen sobre ofertas de la misma marca. Es importante pensar bien qué elementos son más efectivos y qué textos, gráficos e ilustraciones aumentan el atractivo y la eficacia, por ejemplo etiquetas, folletos, libros de instrucciones, etc. Todos ellos servirán no solo para informar puntualmente al cliente sobre las características de lo que está comprando, sino que se convertirán en un buen canal publicitario, a veces todavía poco aprovechado por algunas empresas.
-Diseño. El diseño es vital para conseguir una buena imagen. Los colores que utilicemos tanto en el propio producto como en el envase que lo contiene aumentan o disminuyen su atractivo. Por ejemplo, si la oferta va dirigida a niños, los tonos vivos y llamativos pueden ser de gran ayuda para atraer la atención de los más pequeños. Hay empresas que cuentan con importantes equipos de marketing o con la ayuda de agencias de publicidad externas, pero otras no disponen del suficiente presupuesto y únicamente utilizan el sentido común. Muchas veces basta solo con esto.
-Precio y posicionamiento. No siempre triunfa lo más económico. Hay clientes que prefieren pagar un poco más por una oferta de calidad o que les ofrezca más confianza. Por eso, para fijar el precio de venta de un producto hay que tener en cuenta múltiples factores como a qué tipo de público va dirigido y cuál es la cantidad máxima que éste estaría dispuesto a pagar. El precio también puede ser una característica del posicionamiento que aspire conseguir el producto y una característica que lo diferencie de la competencia. Algunas marcas han decidido contar con un perfil caro y de calidad, mientras que otras prefieren situarse en el ámbito del low cost, pero también de la originalidad, de la novedad o de cualquier otra seña de identidad que las haga diferentes.
Fuente original: www.asesoresdepymes.com